miércoles, 17 de agosto de 2011

Malentendido


La noche que se conocieron descubrieron que no sólo sentían simpatía el uno por el otro. Intercambiaron pocas opiniones, algunas sonrisas y muchas miradas. No podían llegar a más. Ella tenía pareja.

            Él habría querido conocerla mejor, saber por qué sonreía y a dónde miraba. Le habría gustado vivir unos minutos a su lado para respirar su perfume y poder encontrar alguna explicación a esa atracción que se le antojaba irresistible.

            Ella entendía que no era correcto, pero no podía sentir ciertos celos de las mujeres que se le acercaban. Él no era especialmente guapo, pero sí mostraba una delicadeza especial hacia el mundo, y habría dado cualquier cosa por haber participado en el corro de conversaciones y cervezas que parecía girar en torno a él.

            No habían pasado demasiados meses cuando la vida los cruzó por segunda vez. En esta ocasión era él quien se presentaba con pareja. Ella lo había dejado con la suya hacía tan sólo unas semanas, y desde la última vez, la imagen de él se le presentaba en la cabeza cada vez que hablaba u oía hablar de hombres y de amores.

            Él se sorprendió de que ella estuviera sola, y aunque no lamentó su actual situación sentimental lo entendió como una mala jugada de la fortuna.

            Siete semanas más tarde Clint Eastwood, Hilary SwankMorgan Freeman los unieron de nuevo en el cine, esta vez cada uno con su pareja. Él fue el primero en verla, y no pudo evitar pensar: “no puede ser”. Ella, también tuvo un pensamiento: “Se ve que le va bien con esa”. Ninguno pudo evitar observar que iban cogidos de la mano y que entraban en la sala con la intención de compartir un paquete de roscas.

            Casi se habían olvidado cuando, año y medio después del estreno de “Million dollar baby”, él acudió al bar en el que se habían conocido unos años atrás. Aunque nunca solía comer ajo fuera de casa para evitar problemas de aliento, esa vez, sin pareja con la que compartir la cena y sin intenciones de alargar la noche, apostó por un gazpacho y unas gambas al ajillo.

            Cuando ella entró él estaba de espalda y no se vieron. Acababa de salir del trabajo e iba para casa, pero ante el panorama de tener que cocinar, decidió entrar en el bar y cenar algo. Tampoco ella descuidaba el aliento, pero ante la perspectiva de televisión-sofá-cama, se decidió por unos filetes de pescado a la plancha en mojo verde acompañados de “ensalada con mucha cebolla y nada de papas”, dijo al camarero.

            No se vieron hasta que la segunda cerveza obligó a él a ir al baño.

            -“¡Hola!¿Cómo estás?”- Dijo sorprendido.
            -“¡Hola!”- Contestó igual de sorprendida.

            No tuvieron que inventar excusas para encontrar una conversación que les permitiera compartir mesa, no sin antes intercambiar cierta información que cada uno dejó caer sobre su estado de “libertad” emocional.

            Cada frase conseguía quitar tierra de por medio y recuperar la atracción y simpatía que se despertaron la primera vez.

            Realmente estaban cómodos juntos, se sentían cercanos a pesar de la distancia que les había separado y ninguno se mostró dispuesto a perder la oportunidad de acercarse un poco más aquella noche.

            No fue ilógico, pues, que allí mismo pasaran a las copas y que después pasaran también a la barra de un pub cercano a pedir gin-tonics y cubalibres.

            Sólo había pasado una hora y media cuando ella notó que el mojo y la tónica no eran buenos aliados para darse a conocer, casi al mismo tiempo que los vapores del gazpacho y los ajos de las gambas empezaron a buscar salidas en el cuerpo de él.

            Por evitar males mayores, ella comenzó a hablar cada vez menos y él, que había tendido autopistas hacia ella, retrocedió un paso para no incomodarla.

            Al notar la distancia que el hombre interponía, ella interpretó cierta incomodidad por el aliento que suponía que debía tener, mientras que él quiso entender que el silencio que se imponía ella se debía a cierto nivel de aburrimiento.

            Sin proponérselo, ambos consiguieron crear un clima de cierta hostilidad consigo mismo, pero que por parte del otro se interpretó como incomodidad hacia la presencia de cada uno. Así que cuando él advirtió sobre la hora, ella interpretó que ya no aguantaba más sus efluvios, y la rápida respuesta de ella de marcharse a casa él la interpretó como un gesto de desinterés por seguir con él.

            Ni siquiera a la hora de despedirse supieron cómo actuar, él convencido de que ella se había sentido agobiada por su presencia y ella incapaz de darle un beso de despedida ante el temor de desagradarle con su aliento. Por tanto se limitaron a darse la mano manteniendo ciertas distancias, sin atreverse siquiera a poner fecha para una cita próxima.

14 comentarios:

  1. Me gustan tanto tus relatos, que reconozco, eres ya una adicción, otro vicio más, eso sí, éste sano y saludable de momento, el cual espero con tantas ganas y curiosidad por leer lo nuevo que se te va a ocurrir o inspirar esta vez, que me cuesta mantener la paciencia para acabar de leerlo, disfrutando de cada párrafo y frase y sorprendiéndome el talento y emoción que hay en cada uno. Tampoco puedo evitar el sentirme identificada por la realidad que en todos tus relatos dibujas perfectamente, fotografiando sentimientos y emociones
    que valen al mismo tiempo para todos en general y para uno en particular, con palabras y por escrito, y eso, estoy convencida, debe de ser talento.
    Un beso y hasta el siguiente.

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  2. Eso es porque me lees con buenos ojos, y más a esas horas. ;-)
    Muchas gracias por el comentario, y no sabes la responsabilidad que me echas encima pensando que hay alguien que espera que se me ocurra algo nuevo.
    Espero que el próximo sea mejor.
    Un beso grande.

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  3. No, no, no, no, no, no !!! ¿Cómo va a ser que después de tantos encuentros y desencuentros, al final se quede en desencuentro?

    Pues sí, no sé si así, pero arruinar posibilidades ocurre con más frecuencia de la que a veces somos conscientes. Cualquier mínimo detalle, una palabra que no imaginábamos tan delicada para ese momento, lo no dicho...lo no completado..., y lo malo es que a veces nos damos cuenta muy tarde, y otras veces ni hemos caído en la cuenta.

    Me ha gustado mucho tu relato, y el final, muy curioso, ni por asomo hubiera imaginado que iba por ahí la cosa, un punto surrealista.

    Un beso.

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  4. Ante todo, gracias por estar por aquí.
    La vida es así, un hecho que malinterpretamos en un momento nos cambia la vida o impide que la cambiemos.

    Como tú dices, lo peor es que a veces no nos damos cuenta y la mejor de las veces nos damos cuenta tarde.

    Y las malas interpretaciones no sólo impiden, a veces provocan situaciones que nunca se debieron dar. Todos/as conocemos casos de gente que nos "conquista" por algo que hace o dice y después descubrimos que no era lo que parecía.

    En fin, la vida y nuestras lecturas de ella.

    Un besote

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  5. ¡Cuánto temor a presentarnos como realmente somos! con nuestras virtudes y nuestras carencias, como seres imperfectos que somos, pero auténticos.

    Con el tiempo todo se muestra, porque es imposible fingir lo que no somos por un periodo largo de tiempo. La mentiras, o las verdades a medias acaban saliendo a la luz, y a veces, la persona que finge, ni siquiera se percata. Si acostumbras a mentir-hay gente que una parte de su vida está hecha a base de mentiras-no puedes recordar lo que dijiste a tal persona tal día, pero esa persona sí que lo recordará.
    Es una pena las decepciones que nos llevamos por estos motivos. Y en realidad, el dicho, que no recuerdo como es textualmente -seguro que tú sí- viene a decir que no te fijes en lo que se dice, sino en lo que muestra con sus acciones. Y es en esto en lo que acostumbro a fijarme cuando quiero conocer mejor a alguien.

    Yo reconozco que aún así, hago un esfuerzo por no juzgar, ya que cada quien tendrá sus razones para determinados comportamientos, aunque confieso que no siempre lo consigo, depende de cuánto me afecte ese comportamiento.

    Besos

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  6. Cuando la vida gira en torno a la mentira, creo que todos/as coincidiremos en que no es honesto y es reprochable. Pero el problema es en esas cosas que no son mentira, que pululan entre la cortesía y el beneplácito. Uno no invita a nadie a su casa y se pasea desnudo, por mucho que a uno le guste estar cómodo, o si estás en una de las primeras citas te pides una cerveza y eructas. En fin, son detalles que con el tiempo se pueden conservar siempre, en parte o desaparecer por completo.

    De todas formas, como en el cuento, hay veces que por querer agradar nos distanciamos, y lo que creíamos que iba a ser bueno, no lo es tanto. EN fin, que hagamos lo que hagamos, cuando participan dos o más, la cosa no sólo se gestiona desde una cabeza o un sentimiento, y nada resulta tan sencillo como parece.

    Besotes.

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  7. A mi me gustaría que fuera bastante más sencillo, y el que no lo sea, hace que en unas cuantitas ocasiones me de mucha pereza comenzar a conocer a alguien, solo pensarlo pienso: "¿volver a comenzar?", bufffff...

    Un beso.

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  8. Para olvidar lo sencillo o lo complicado y limittarnos a algo mas supercial o divertido, como quieras llamarlo, y de esta forma no limitarnos a lo profundo del cuento, digo yo. que tú habrás bebido (supongo) muchos cubalibres, pero cuantas mujeres han bebido contigo gin-tonics?? Solo por pura casualidad.

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  9. Muy cierto. Hay un momento en la vida en que nos cuesta cada vez más emprender una relación. La balanza termina teniendo el fiel trucado. No compensa lo que el otro nos da si tenemos que renunciar a ciertos espacios, a cierta libertad y a cierta comodidad. Poner en marcha toda esa maquinaria se va complicando con el paso de los años. Lo difícil es saber que hay guerras que vamos a perder, pero que merece la pena librar.

    Casualidades en mi vida he tenido muchas, pero tengo la desgracia de no vivirlas sin más. Parto de la base de que si una compañera ha de ser también una amiga, lo mejor es que primero sea amiga y después compañera. El cubata -que sí que he bebido muchos- o el gin tonic no puede ser la excusa para empezar. Puede ser el motivo por el que se perdió la cabeza, las manos y la boca, pero no la excusa.

    En fin, probaré a no comer ajo ;-))

    Un par de abrazos fuertes y gracias por los ratitos que me dan.

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  10. ¡Pero qué horas son estas para escribir! Aquí hay mucha juerga, o mucho trabajo nocturno , o mucho insomnio, o...mucho hijo pejiguera... en fin, sea lo que sea está guay leerles.

    Pues sí Yiyo, "el que quiera lapas que se moje el culo", a veces las lapas son todo un descubrimiento y valió la pena, y otras veces salieron malas. Pero lo cierto es que, si no hubo mojada de culo, nunca hubo oportunidad para vivir y al menos no quedarse con la duda, que es lo peor de todas todas.

    También puede ser que un gran amor y una gran amistad se fraguaran siendo el sexo el hilo conductor, el inicio. Y otras veces hay relaciones de pareja con una gran amistad pero sin sexo. ¡¡¡ Es muuuuuuuy complicado !!!!!!

    Pero en cualquier caso, estoy de acuerdo en que hay que arriesgar, nada se consigue si no se dan pasitos.

    Buenos días -seguro que ustedes aún duermen- y un abrazo.

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  11. Pues sí, un poco de trabajo y un poco de vicio nocturno, pero es lo bueno que tiene llegar a casa y poder decir lo que quieras para que te contesten cuando les dé la gana. Es la máxima expresión de "cada uno a su bola".

    Completamente de acuerdo con lo que dices. Ahora bien, cada uno es como es, y hay veces que la pereza te rinde. Yo que antes montaba mucho en bicicleta, cuando subía cuestas importantes después de estar una hora o dos y pensando en volver a casa, siempre se me venía a la cabeza la misma frase: "Qué necesidad tengo yo de esto". Esta frase la he oído muchas veces en boca de otra gente, en el curro, en una discusión, etcétera, pero donde más vecs la he oído es al hablar con amigos/as sobre su vida de pareja. No digo todos/as, ni la mayoría, pero es una frase que se repite.

    Cuando pasa me acuerdo de la bicicleta y no puedo evitar reírme.

    Un abrazote ahora que ya estoy despierto.

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  12. Gracias, me has sacado la carcajada.

    Pues ya que estás despierto y despejado-supongo-otro abrazo, así fuerte, que se note bien que es un abrazo con todo el cuerpo, y no de hombro nada más.

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  13. Querido amigo Yiyo!!! Aunque me ha encantado tu especial forma de redactar en ese "Malentendido", nunca entenderé tu empeño en enlazar los encuentros, "amores",...con los olores. A mí que, particularmente, tengo muy desarrollado el sentido olfativo me parece que no ha sido muy acertado. Salvo "El perfume", no conozco ninguna otra lectura que te deje con la sensación de que estás oliendo todo lo que lees. Aquí me he quedado con un olorcillo a gambas al ajillo!!! Un beso.

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  14. Ya ves, querida amiga Naty, todos tenemos nuestras debilidades, y el olfato parece que es una de las mías. Podría haber puesto que tomaron vino tinto y se les quedaron los dientes negros, o que al dar un paseo se pusieron en marcha los aspersores y se empaparon, pero en ambos casos terminarían juntos o con el cepillo de dientes o el de la ducha. Hay que quererse mucho para liar el ajo y la cebolla.

    Un beso y gracias por andar leyéndome en tus vacaciones ;-)

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